jueves, 6 de noviembre de 2014

Tras los bastidores de las ideologías (reflexión) - En tu estantería (canción)

Tras los bastidores de la ideologías

Tras los bastidores de las ideologías veo hombres con similares miedos y con similares ambiciones. Así, todos ordenaditos, los rojos con los rojos, los azules con los azules, los creyentes con los creyentes, los ateos con los ateos… Pero yo tras los bastidores de las ideologías veo hombres con similares miedos y con similar ansia. Así, clasificados, dependientes de lo que en sociología llaman “ideología de grupo”.
A saber, una vez clasificado, una vez ordenadito, el hombre pelea por ser aceptado y proclamado en su grupo y así, sus pensamientos acaban por ser una mezcla de miedo a ser rechazado o deseo de ser aceptado y aplaudido (que si no es lo mismo es igual) y, lo que intuye espera el grupo de él. Por eso, una vez clasificado,  el ser humano deja de ser uno para ser muchos y, en muchos casos,  es como abandonar la identidad propia, el propio pensamiento para pasar a ser un grupo que jamás será él mismo, su único y personal ser. Entonces ya no será tan importante la propia razón o el propio pensamiento como el de la común ideología. La gente sólo te juzgará por tu ideología. Por ella, para unos serás amigo y para otros, enemigo. Por ella, unos te aceptarán y otros te rechazarán.
Mas ya digo, yo sólo veo hombres con similares miedos y con similares deseos de estar arriba o de no estar abajo (que si no es lo mismo es igual)...; arriba, porque estando arriba nadie te podrá pisar, porque estando arriba nadie te podrá someter… arriba!...  fanáticamente arriba! “¡venceremos estando arriba porque nadie podrá derrotarnos!” … Mas ya digo, yo veo hombres con miedo.
Tras los bastidores de las ideologías veo muchos hombres que sólo son lo que hacen, que no suelen decir lo que en verdad son y que no suelen hacer lo que dicen. Y al final, cada hombre es sólo eso, su hacer, su manera de pasar por el mundo, de enfrentar los problemas, de relacionarse con sus semejantes; de su equidad o de su avaricia, de su odio o de su amor, de su respeto o de su agravio, de su humanidad o de su animalismo…¿qué sé yo…? Sólo que tras los bastidores de las ideologías veo hombres similares, enfrentados por similar miedo y similar afán de poder.


En tu estantería




Como el libro aquel clasificado allí
en la letra “c” de tu estantería
catalogas mi ser, cuanto yo soñé,
mi propio ideal, mi única utopía.
Ordenas mi amor según tu opinión
para encarcelarlo en tu estantería.
Ordenas mi amor en similar montón
para etiquetarlo en tu estantería.

¿En qué letra vas a sentar mi piel?
Dime,¿cómo tú me definirías?
Cuántico tal vez; todo en mí al revés,
cuanto más amé más sentí que me moría.
No me importa hoy no saber quien soy
pero sé que tu me desconocías.
No me importa hoy no saber quien soy
pero sé que tu me desconocías.

Nunca me encontré en “pret-a-porter”,
en cada color algún matiz me enfrentaría.
Mi sutil ser es propio como es
cada corazón en amante día.
No pienso anidar a ningún lugar,
a ningún rincón de tu estantería
No quiero anidar a ningún lugar,
a ningún rincón de tu estantería.

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